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Caso Manuela ¿Fue realmente un aborto? ¿O fue infanticidio?

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María Edis Hernández Méndez de Castro y su hijo Dolores Gabriel Hernández, son los dos nombres de los protagonistas.

Se trata de un fatídico caso que ya escaló a nivel de organismos de derechos humanos a nivel internacional como lo son la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que llevó el caso a una sentencia en el seno de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH), pero que tras de sí está dejando una estela de opiniones divididas y hasta polarizadas.

Sólo con el afán de estar apegados a la verdad de los hechos y de cómo han surgido algunas maniobras que contaminan o distraen la atención en este caso para fines que más adelante serán explicados con diversos argumentos, es que aquí se expone la historia de “Manuela”.

En apego a los hechos y conforme a diversas fuentes fidedignas, el origen de la controversia del caso está en que se pretende exponer un infanticidio como un aborto espontáneo a partir de una presunta “emergencia obstétrica”, en un hecho falto de verdad a partir del que se busca con falsos argumentos detonar la despenalización del aborto en El Salvador.

En uno de los antecedentes más importantes que ilustran cómo un hecho concreto es usado de manera mediática para ciertos fines o intereses, el primer paso que se dio por parte de grupos a favor de la despenalización no sólo en El Salvador, sino en la región, fue la búsqueda de mujeres presas por abortar para justificar que la privación de su libertad es contra sus autollamados e inexistentes derechos sexuales y reproductivos.

Contrario a lo esperado, resultó que en el país no hay mujeres presas por abortar y que además este país alcanzó los objetivos de desarrollo sostenible 2030 de mortalidad materna doce años antes, en 2018, en un hecho inobjetable que pone en evidencia que el aborto no es la principal causa de muerte materna como alegan grupos a favor de la interrupción del embarazo.

Sin que la pretensión de que este texto sea hacer una apología de los hechos que rodean el caso Manuela y que no resultan agradables, sólo citar algunas circunstancias y condiciones en las que nació vivo Dolores Gabriel, quien instantes después murió.

Según consta en diversos testimoniales del caso y que conducen a un infanticidio más que a un aborto espontáneo derivado de una emergencia obstétrica está que Maria Edis, llamada “Manuela” por grupos feministas para reservar su identidad, parió a Dolores Gabriel recostada en su habitación. Acto seguido, arrancó desde la base el cordón umbilical de su bebé, lo envolvió en un trapo, al tiempo que lo arrojó vivo en la letrina del fondo de su casa.

Con 40 semanas de gestación y apenas 10 o 15 minutos de vida, al cadáver de Dolores Gabriel se le extrajeron heces fecales de la nariz y la boca, aunque no está determinado si la causa de su muerte fue por el desprendimiento del cordón umbilical o por asfixia. En pocas líneas, Dolores Gabriel nació vivo, pero “Manuela” terminó con su vida.

Con una narrativa sesgada y afín a sus intereses ideológicos y hasta quizá políticos, fueron el Centro de Derechos Reproductivos y la Agrupación Ciudadana por la Despenalización del Aborto Terapéutico, Ético y Eugenésico quienes demandaron al Estado salvadoreño

En específico, estas organizaciones señalaron a El Salvador por violar derechos humanos contenidos en la Convención Interamericana sobre Derechos Humanos por la supuesta penalización de abortos involuntarios y emergencias obstétricas.

Como parte de las acusaciones hechas contra el Estado salvadoreño están además que hubo errores judiciales como la inexistencia del delito, la inocencia de la condenada y la presunción de inocencia en los tribunales, pero la Corte Suprema de Justicia de El Salvador rechazó estos alegatos por infundados.

Sin garantía de que este tipo de organizaciones feministas que están a favor de un aborto libre, seguro y gratuito sean a cabalidad representantes de la mayoría de la sociedad civil de El Salvador donde se privilegia la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, sólo quieren sentar un “falso” precedente para despenalizar el aborto.

Sin mayores pormenores de los alcances de este caso, en el resto del contenido de esta página, están otras secciones en las que con mayor detalle y amplitud es expuesta la importancia de reconocer este caso como un infanticidio en vez de aborto espontáneo, sin incluir que la causa de muerte de “Manuela” fue por cáncer linfático cuando cumplía su condena en prisión.